Los sentidos hablantes
Cálculo de posibilidades
Nadie escapa a ese fatal designio de ser.
Como ciegos gusanos hacinados están los que no han
sido,
esperando su turno.
Sobre un cielo de llamas, la eternidad cuece
los residuos de la muerte.
Como abortos de tiempo salimos nuevamente
de su vientre
y nos retorcemos hallando la respuesta a la
misma pregunta: ¿Si soy para qué soy?
El eco de una voz resuena como roca golpeada
desde dentro.
“Para repetirte otra vez y siempre”.
Nada escapa a este fatal designio de ser;
lo que no es, ya está siendo.
Conversión
Un pájaro desperdigado deliraba
sobre un cactus desierto.
La noche le iluminaba su pico
con fosforescentes cocuyos;
el pájaro se los tragó
y resplandeció como un lucero.
Desde entonces supo que el fuego arde
como el hambre
y que una estrella también va lentamente