Estribaciones de lo oculto

Sueño o desdoblamiento

Veía, en ciertas tardes, a la seis, a una mujer
salir de su aposento y caminar por los corredores
de su casa.
La veía de espaldas.
No sentía miedo,
sólo un extraña impresión.
Pasaron ocho días de tener esta visión,
hasta que se la encontró frente a frente,
era ella misma.
Se detuvo, levantó su mano derecha
y le dijo:
“Morirás mañana”.
Pero no murió.
Hizo un largo viaje
y cambió de vida.
Tenía 45 años, vivió hasta los 90.
Cuando recordaba esa aparición,
se decía, mentalmente:
“Tal vez me convertí en mi propio espanto
o soñaba despierta.
Lo que haya sido quiero seguir soñando”.


El ser es luz

La luz es signo de buen presagio.
“Hágase la luz”; la luz se hizo
y empezaron a existir todas las cosas.
Hoy, infinidad de seres pueblan el universo,
con la complicidad de ese resplandor.

Una luz le señaló el tesoro
que se convertiría en su gran fortuna,
con la que pudo vivir tranquilo por el resto
de sus días.  
     

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Una reflexión sobre la poesía

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     Existen versos y poemas que parecen provenir de regiones ignotas y escritos no por hombres sino por dioses, la impactante belleza de esos poemas emerge de la forma como llegan y se estructuran las palabras en el contexto poético. La poesía viene de “un más allá”, la cubre un halo, una sombra transparente de lo sublime, y lo sublime es la belleza de la que siempre está impregnada, la poesía, el poeta es su médium, es el sujeto del encantamiento originado por ese misterio que lo eligió a él como depositario; y nada que sea tan falaz como confundir el llamado poético con un acto de aprehensión. La poesía es silencio, que no es la mudez o la negación absoluta del sonido, sino la restricción, por escogencia, de la palabras, en la clarividencia de un estado de ánimo inspirado, es el repudio a la palabrería malsana, dañina para la salud de la poesía: la mata, y ello es la razón esencial que la distingue de los otros géneros literarios: el teatro, el cuento, l...
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