Poemas de la perversidad

Y nunca más supe de mí

Quiero ser esa criatura blanca y audaz
–me dije–. Y me sumí en un sueño de infinito
que me convirtió en ella. ¡Cómo gocé conquistando
alturas, con mis pies hendidos! El hambre se olvidó de mí
y yo me olvidé de la vida. Pero cuando abrí los ojos
el abismo se invirtió, y caí como en un inmenso hoyo negro
que devoró mi sueño y nunca más supe de mí.

Fortuito

Esta alma, adiestrada para dialogar
                                               con los ángeles,
hoy conversa con los demonios,
a los que les quita sus máscaras,
para verlos como ángeles,
pero en sus ojos translúcidos
bailan alegres diablillos,
como alrededor de las pailas del infierno.

     

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Una reflexión sobre la poesía